Chopin, compositor polaco del Romanticismo, tuvo que viajar a Mallorca por cuestiones de salud. Allí se hospedó en el monasterio de la Cartuja de Valldemosa.
Para seguir componiendo, Chopin hizo traer un piano desde París el cual fue instalado en su celda tras complicaciones en su llegada. Este piano estuvo allí hasta la marcha del compositor, quien decidió venderlo ya que no era más que un problema para el viaje. Un matrimonio de banqueros se comprometió a comprar el piano. Con un equipaje más ligero, el matrimonio compuesto por Chopin y Sand se puso en marcha a Francia pero tuvo que estar otra semana en Barcelona debido a una recaída de Chopin en su enfermedad.
Ya en la actualidad, en Mallorca se han visto con dos pianos tocados por Chopin (uno de ellos falso) y dos celdas en las que el compositor pudo vivir. Tras investigaciones, los jueces que han llevado este caso han determinado qué piano y qué celda fue la que usó Chopin y han prohibido la falsa publicidad que gira en torno a este tema. La familia Quetglas fueron los que denunciaron esta situación y dicen que lo hacen por el rigor histórico.
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